La cantautora fue la cabeza de cartel de les Festes de la Primavera de L’Hospitalet 2019
Hoy en día, en el mundo de la radiofórmula y la música comercial todavía hay vida más allá de los estribillos repetitivos y las melodías pegadizas. Quien diga que no, se equivoca. Rozalén es un ejemplo de ello ¿Quién nos iba a decir que en pleno 2019, en la era del trap y de los ídolos hechos a medida, una joven cantautora albaceteña iba a llegar a lo más alto de las listas de éxitos con canciones que huyen del mito del amor romántico? Seguramente, la magia de esta hada de la música está en la capacidad de llegar a lo más profundo de quienes la escuchan con letras claras, directas y que iluminan esas partes más sombrías de nuestra historia como personas. Y es que en estos años donde prima la superficialidad, la sensibilidad se ha convertido en el elixir más preciado, y sensibilidad es precisamente lo que rebosa esta artista cada vez que se sube a un escenario.
El pasado 26 de abril, Rozalén llegaba a las Festes de Primavera de L’Hospitalet 2019, ante un público principalmente femenino. En el recinto, la Farga de L’Hospitalet, se dieron cita varias generaciones de mujeres, y algún que otro acompañante masculino, que enmudecieron, bailaron, rieron y se emocionaron con las casi dos horas de concierto. La fiesta comenzaba con unos versos de Mario Benedetti, un poema que concluía con un… «no te juzgues sin tiempo». Y ese fue el principal objetivo del ritual que Rozalén ejerció sobre el público con sus canciones: afrontar realidades, a veces cómodas y otras no tanto, para sanar aquellas posibles heridas ocultas tras las corazas tan de moda últimamente.
Sobria, sin grandes efectos de iluminación, ni proyecciones visuales, acompañada de su inseparable Beatriz Romero, intérprete de lengua de signos, su banda y su labia, la cantautora comienza con ‘Será Mejor’, uno de sus grandes éxitos en el que aborda el tema de la idealización y la posibilidad de idolatrar a quien nos gusta. Cercana y sin tapujos ni pelos en la lengua, Rozalén rompe la distancia con el público desde el minuto uno con esta canción, que como la noche, empezará contenida para acabar dando rienda suelta a un cóctel de emociones.
Y es que sus composiciones abarcan un amplio abanico de estilos y temas, historias como la del “hijo de la abuela», un tema, de base muy marcada, en el que habla como su abuela acogió a un disidente durante el franquismo, o ‘Vivir’, una canción llena de esperanza y luz que aborda el tema del cáncer y que hizo saltar alguna que otra lágrima entre las asistentes. Llevábamos apenas 20 minutos de concierto, y ya han salido varios éxitos de la fulgurante carrera de esta joven, que ahora actúa ante centenares de personas, pero que hace apenas unos años, tocaba para amigos en locales del barrio de Gracia de Barcelona.
La gente quiere escuchar a Rozalén y todo lo que tiene por contar, como el relato de ‘Justo’, su tío abuelo que perdió la vida durante la Guerra Civil o la historia que hay detrás de ‘Amor prohibido’, una de las baladas más bellas que se han escrito últimamente, según la humilde opinión de quien escribe. En ella, María de los Ángeles, nombre de pila de la artista, nos explica la historia de amor entre su madre y su padre, este último cura. Son letras duras, eso sí, compuestas con mucho gusto, y sea quizás ese el motivo por el cual sus últimos trabajos discográficos se han alzado entre las primeras posiciones en las listas de ventas.
Los minutos pasan, el repertorio se va acortando pero todavía queda mucho que contar, todavía falta adentrarse en la Rozalén más comprometida con las mujeres. Es la Rozalén de ‘Las hadas existen’ y la de ‘La puerta violeta’, dos temas que corean al unísono todas y todos los asistentes de la Farga. Falta por llegar la Rozalén sensible a las desigualdades y los estigmas sociales; la Rozalén de ‘Comiéndote a besos’, una de las canciones que la puso en el candelero al tratar la relación entre alguien seronegativo y una persona seropositiva, y es que tras la artista se encuentra una mujer que trabaja para acabar con las desigualdades y la discriminación. Tras Rozalén se encuentran muchos caminos, todos con un denominador común: la igualdad.
El concierto, también tendrá unos minutos dedicados a los clásicos. Se interpretará ‘La Llorona’ y Aute estará presente con ‘La Belleza’. Porque si hay un hilo conductor que hilvane toda la velada es la sensibilidad que se respira en el ambiente y que llega desde el escenario. Una comunión que alcanza su cénit con la balada ‘Vuelves’ y ‘Girasoles’, un himno para todos aquellos que vivimos con la esperanza de que este mundo cada día sea un poco más bueno y menos injusto.
Llevo días pensando en cuál será el secreto de esta hada violeta que responde al nombre de Rozalén. Supongo que cuando la música se convierte en magia, sana. Supongo también que cuando la música deja de ser música y se convierte en sentimiento lo mejor es dejar la razón a un lado, caer rendido a la voz y abrir el corazón como ella abre el suyo cada vez que entona una frase. Ya que por mucho que se empeñe en cerrar puntos suspensivos, la magia no acaba nunca, porque las hadas, como ella, nunca morirán.
Crónica: Carlos Sanandrés @sanandres_c | Fotografías: Eva Ortiz (@EvaOrtizSoler)
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