DATOS DEL CONCIERTO
Artista: Glen Hansard
Festival: ALMA
Promotora: Concert Studio
Fecha: 25 de junio de 2024
Lugar: Poble Espanyol
Fotografías: Ramón Hortoneda | Crónica: Yolanda Llopis
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Glen Hansard, exquisita trascendencia, exquisita madurez
Cita con el festival Alma en su 2º edición en el espectacular marco del Poble Espanyol. Si el año pasado fue impecable aún y el poco tiempo con el que contaron para reinventar su festival de verano, en esta edición, programación y entorno han seguido brillando con nota. Nuevos accesos, nuevas propuestas. Un lujo contar con el Alma y la esencia y dedicación del equipo de Concert Studio en las noches de Barcelona.
Yo me estreno en la 2ª cita del cartel para saldar una asignatura pendiente. Aunque no es la primera, ni la segunda vez que toca en Barcelona, y ya ha pasado por escenarios como el Palau Sant Jordi o el Palau de la Música, bien en solitario, o con algunas de sus formaciones, es la 1ª vez que Glen Hansard actúa en el Poble Espanyol, y el lugar cautiva al irlandés, que está especialmente encantado de estar en contacto con la naturaleza de la montaña de Montjuic.
Además del derroche de simpatía, que contrasta con la trascendencia y profundidad de su música, Hansard viene cargado de canciones, muchas de ellas de su último álbum, “All that was east is west of me now”, publicado en 2023. Un trabajo maduro muy elogiado por la crítica. En el setlist descubrimos 7 de ellas, y las 4 primeras caen seguidas tan solo iniciar el concierto.
Suena “Sure as the rain” para entrar directamente en una especia de mimetismo con uno de sus grandes referentes, Leonard Cohen. Voz profunda y recitada, con pequeños fragmentos en francés que nos pasean por la Rue Saint Denis. Delicadeza y oscuridad. La santísima trinidad de este Cohen irlandés la completan Bob Dylan y Van Morrison, que se pasearan por el escenario durante toda la velada, en una especie de toma y daca entra la fuerza y la vulnerabilidad.
“Between us there is music”, y por los coros de la canción diríamos que es música celestial
“Es bonito volver a Barcelona por muchos motivos, especialmente para tocar”, nos dice el irlandés, que también tiene ganas de hablar y nos cuenta una anécdota de gaviotas, inspirado en la que ve sobrevolar por el cielo de estas noches tan mediterráneas y tan cortas del año.
Precisamente de hogueras es el siguiente tema, “The feast of St. John”, que esconde la frase que da título al último álbum.
“Down on our knees” es potente, especialmente el final, casi apoteósico entre violines y guitarras. El público grita y tras un efusivo “thank you” alcanza la vieja guitarra acústica, una guitarra a la que le falta madera pero que va sobrada de historia y de canciones y que es perfecta para interpretar la sentida balada “Time will be the healer”
Toca intercalar un tema de The Swell Season, el recordado grupo que formó con la violinista checa Markéta Irglova, con quien acabó componiendo y co-protagonizando la película “Once”, que seguro rescataré de Netflix en los próximos días, para seguir visitando la música de Hansard.
Tras la intensidad de “When your mind’s made up”, “There’s no mountain”, de su último trabajo, tiene tintes de himno melancólico de carretera. Hansard es un músico superlativo, y el paso de los años le sienta fenomenal a su talento creativo y a sus composiciones.
“Don’t settle” nos devuelve a la voz más profunda, pausada y cohenizada. Acomoda su guitarra y tras él, la imagen de un lobo inunda la pantalla y acompaña unos versos en los que se permite la licencia de citar a Federico García Lorca en lugar del cantante irlandés Liam Clancy que aparece en la canción original.
Pausa para que el violinista, pelirrojo para cumplir tópicos, cambie una de sus cuerdas. Pausa en la que aprovecha para seguir elogiando a la ciudad que hoy le acoge, y en esta ocasión, más concretamente para hablar de Antoni Tapias. “Bird of sorrow” empieza lenta y acaba con una exhibición final de ese violín, que afortunadamente, se ha recuperado a tiempo.
Tengo a mi lado, en primera fila, un chico que viene de Alemania, y que a cada pausa entre canciones levanta una cartulina pidiendo ser invitado al escenario para tocar la guitarra. Sabe muy bien que es algo que Glen Hansard no duda en hacer en sus conciertos. Por suerte para él, y también para los que están detrás del chico y su insistente cartulina, el artista al fin la ve y se acerca a leerla.
La emoción y nervios del seguidor invitado se contagian a todos. Lo vemos saltar la valla, subir al escenario y flipar con la guitarra del mismísimo Glen Hansard en sus manos, que no duda en retirarse a un lateral del escenario para ceder el protagonismo a su admirador, quien escoge “Wedding Ring” como tema para lucirse.
Tras este momentazo “Ghost” es un buen tema para recordar las noches de los jueves en los pubs irlandeses, donde la música no para de sonar. Y es que la atmósfera irlandesa ha ido irrumpiendo lentamente en la plaza, los paisajes y la melancolía, el verde y el gris, la trascendencia y lo terrenal, los castillos y los fantasmas.
“Fitzcarraldo” nos pasea de nuevo por el universo de The Swell season, y tras otro apoteósico final de violín, pausa para presentar a la banda.
“Bearing Witness” y “Revelate”, de su primer grupo The Frames suenan potentes y rockeras, y enlazan genial tocadas sin pausa. El público grita entusiasmado y Glen Hansard va agradeciendo entre sudores empapados en toallas, mientras su vieja guitarra acústica reaparece en escena.
También lo hace The Swell Season, y ahora sí, el tema que bien valió un Óscar a la mejor canción original en 2007. Qué bonita es, y qué bien que siga presente en el repertorio «Falling slolwly». Al artista le habrá dado muchas alegrías, y mucho de su público, la posibilidad de descubrir el particular universo Hansard.
Glen Hansard es un cachondo. Ya nos ha ido dando muestras durante la noche de su sentido de humor, y de nuevo reaparece cuando le ofrecen una cerveza para apaciguar el calor y lee la marca: “San Miguel… it sounds like same again”. Risas y reclamación de una “Magna” en su lugar. No discutiremos de cervezas con un irlandés!!
Tras una “Her mercy” decorada de arreglos musicales, dos nuevos invitados, Brian y Silvia, que aparecen junto al artista para cantar “Two Tongues”, de The swell season. El público acompaña con palmas y Hansard con la guitarra, aunque el sonido no acaba de ser bueno y el artista se disculpa y se deshace en elogios hacia los jóvenes talentos.
La interacción con el público continúa, como si estuviéramos todos en el pub, y ahora es momento de hacerse con un disco que le ofrece un chico entre el público, entre promesas de escucha y de feedback.
A la noche le falta todavía un último baile con “This Gift”, una última birra y el folk lento de “Carrickfergus”, el cover de un tema tradicional de su país, ¿o a estas alturas ya es el nuestro? La comunión es total.
Ahora sí, han sido más de dos horas y media de viaje por paisajes sonoros de folk irlandés, y como en esas noches de jueves en los pubs de Cork o de Dublín, es hora de regresar a casa. Faltan apenas 20 minutos para la medianoche, y alcanzar el último metro de vuelta. Los artistas recogen sus instrumentos y nosotros nos quedamos con melodías de violín y sabor a pinta. Exquisitas, como el show de la noche, como esta etapa de madurez que parece vivir el artista. Exquisita trascendencia, exquisita madurez, querido Glen.