DATOS DEL CONCIERTO
Artista: Joan as Police Woman
Fecha: 5 de noviembre de 2024
Lugar: La 2 (de) Apolo, Barcelona
Festival: Banco Mediolanum, Festival Mil·leni
Promotora: Concert Studio
Fotografías: Elena Rubio | Crónica: Yolanda Llopis
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Joan as Police Woman, la perla escondida
Resulta algo descorazonador, ver una sala medio vacía cuando se está a punto de recibir a una de las grandes autoras de la escena femenina internacional.
La sala 2 del Apolo no se ha llenado hoy, aunque, para ser sinceros, tampoco he visto nunca triunfar a Joan Wasser en un Sant Jordi o en un recinto de la dimensión de su talento.
Y es que Joan as a Police Woman, el nombre desde el que se muestra esta versátil artista de Connecticut desde hace ya dos décadas, podría llenar estadios si su bagaje y su legado trascendiera más allá de los adeptos a sus seductoras y sofisticadas composiciones.
Vale la pena recordar algún apunte de su biografía, antes de entrar en la crónica de su concierto. Violinista desde los 8 años, “fichó” por The Dambuilders, fundó Black Beetle con la banda de Jeff Buckley, su pareja en los últimos 3 años de vida del músico, y en 1999 se unió a la banda de Antony and the Johnson.
Por si esto fuera poco, en paralelo a su carrera en solitario como “Police Woman” ha actuado o colaborado con nombres como Lou Reed, Rufus Wainwright, Elton John, John Cale, Sheryl Crow, Scissor Sisters, Dave Gahan, Tony Allen o Damon Alban.
Y si, como decíamos con perplejidad, La 2 del Apolo está a medio gas. Egoístamente para los que allí estamos, es una oportunidad única de tener a la artista casi en la intimidad de un concierto exclusivo y en petit comité. De disfrutar de una diva que no lo es, ya que su cercanía es siempre marca de la casa en los conciertos, tanto en el escenario, como al bajarse de él y acercarse a la zona de merchandising a saludar, dejarse fotografíar y conectar con con su gente, y por supuesto a firmar su último trabajo y el resto de discografía.
Hoy nos presenta el magnífico “Lemons, Limes and Orchids”, editado este año, y aunque tiene un repertorio plagado de clásicos, que dosifica puntualmente, los 10 temas van pasando por el escenario barcelonés, casi en riguroso orden de aparición en el disco.
Pelo atado en una larga y ceñida coleta, frente despejada, ojos pequeños y brillantes y vestido de seda fucsia casi hasta los tobillos, cuyos matices varían según las luces de la noche: lila, rojo, rosa o azulón. Luces envolventes como la atmósfera que se crea al irrumpir en escena junto a sus dos músicos, Jeremy Gustin a la batería y Will Graefe a la guitarra. Wasser al mando del piano y los teclados entre los que se moverá, saltando y danzando entre cables, toda la noche.
Escueta formación que se multiplica en sonidos desde el primer tema.
Desde el teclado empieza a sonar el primer tema del disco, “The Dream”. A continuación, esta vez parapetada tras el piano, el segundo, “Full-Time Heist”. Graefe los viste con coros llenos de falsetes.
Para el 3r tema ha reservado «Warning Bell», del disco “Damned Devotion” de 2018. Joan baila suavemente. Tras dar un sorbo al vaso de lo que parece gin con jengibre, «Remember the voice», nos lleva de nuevo a su último álbum.
Su voz grave y sedosa nos hace bailar también, en un balanceo seductor, al ritmo de sus composiciones llenas de matices y armonías rotas, que cambian constantemente de tonalidad. Joan as Police Woman tiene alma indie y no es una compositora convencional.
Aunque no hay bajista en el escenario, su sonido está presente tanto en las guitarras como en un pequeño teclado que Joan maneja con habilidad gracias a un octavador. Suenan también cuerdas frotadas, y el batería no deja de crear texturas con los múltiples recursos que va exhibiendo. Son 3, pero sobre las tablas hay hoy un universo.
Con “Long for Ruin”, 5ª tema de la noche y del disco, y “Started off free”, 6ª también en ambos casos, siguen desgranando el nuevo trabajo, con una artista tal vez más madura y reposada que en anteriores ocasiones. Esta sensación se traslada también al directo, en el que tal vez se muestra más callada de lo habitual, concentrada en su universo de nuevas canciones.
Aunque tras «Hard white wall», en el que retrocedemos a su álbum «To survive» de 2008 hace una pausa para presentar, arrodillada de admiración, a sus músicos, enchufar su guitarra en el centro del escenario y cantar, con la complicidad del público, “Tell me”, uno de sus temas emblemáticos.
Retoma el nuevo álbum presentando, precisamente, la preciosa y envolvente canción que le da nombre “Lemons, Limes and Orchids”… “you look guilty”, canta mientras mira a los ojos a cada uno de los que estamos allí.
Tras ella “Back Again”, y todavía nos quedará “Oh Joan” para complementar la selección del nuevo álbum. A estas alturas creo estar en un club neoyorkino.
El resto de la noche sirve para exhibir las perlas que la han consagrado, especialmente las de su álbum “Real Life”, del 2007.
Temas atemporales como «Flushed Chest» o la maravillosa “The Ride”, que emociona desde el piano.
Pide luces para tocar al teclado “Valid Jagger». La artista está ya más distendida en el escenario, y papel en mano para no dejarse a nadie, empieza a agradecer, con mención especial a los amigos que han ido a buscar los instrumentos al aeropuerto esa misma mañana, acabados de llegar tras el último concierto en Oslo.
Para la recta final vivimos una exhibición del batería que enlaza con “Eternal Flame”, una de mis imprescindibles, y la canción que me abrió las puertas del universo Wasser hace ya algunos años.
Ahora suena “The Magic”, que llena de energía vital nuestros cuerpos de martes y nos regala una exhibición de rock y de las posibilidades que puede tener un batería con mucho talento.
Tras unos breves instantes para reponer las fuerzas de los que se ausentan del escenario y aumentar la impaciencia de los que seguimos al pie del cañón, vuelven a aparecer sonrientes para regalarnos desde el piano la delicadeza de “Real Life”y el tributo al amor que es “Tribut to holding on”.
Esto se acaba. Así que saludan con emoción y el grito desesperado de “Pray for our country”, lanzado mientras se marcha, nos recuerda que es día de elecciones en USA y que desde Europa la noche puede ser larga y llena de tinieblas.
Los que estamos en el Apolo, nos vamos yendo a casa menos alterados, no creo que en nuestras mentes habite en este instante la incertidumbre o el temor por Harris o Trump. Solo hay espacio para la gratitud por la ternura y la melancolía que nos ha regalado una artista versátil y fiel a sí misma. Parecía un concierto pequeño, y ha sido un encuentro grande. Parecía fragilidad y era fortaleza. Joan As Police Woman, parece serguir siendo por aquí, la perla escondida.