DATOS DEL CONCIERTO
Artista: Xoel López
Fecha: 13 de marzo de 2025
Lugar: Hivernacle del Poble Espanyol, Barcelona
Festival: Guitar Barcelona
Promotora: The Project
Fotografías: Dani Hidalgo | Crónica: Yolanda Llopis
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Las mágicas y eternas noches de Xoel López
Aunque pueda sonar a tópico, la música de Xoel López es refugio para estos tiempos. No sé en qué momento fui buscando hueco en él. Su época más anglosajona primero, y más popera después, hicieron más mella en mi hermana, en cuyo teléfono cada llamada era una fiesta “A un metro de distancia”, que en mí. Al menos de manera consciente. Supongo que fui encontrando el cobijo de sus canciones de forma natural, tan orgánica como esa música de raíz que le caracteriza. De repente Xoel López ya era uno de los artistas a los que acudir de forma incondicional.
Y como tal, es de recibo irle a ver siempre que sea posible, y más si vuelve a Barcelona. Xoel siempre vuelve a Barcelona. De hecho, una especie de orgullo recorre mi vena de resistente barcelonesa, cada vez que en sus conciertos recuerda que en su Galicia natal y aquí, entre su público catalán, es donde mejor se entendió en su momento la propuesta más aperturista y de simbiosis musical que supuso Atlántico. Lo comentó hace justo un año, cuando presentó su último trabajo en Razzmatazz, y lo repite en esta segunda fase de la gira, más centrada en salas que en festivales, que le trae de nuevo por estas tierras, ahora en el bucólico Hivernacle del Poble Espanyol, de la mano del Guitar BCN y The Project.
Así pues, vamos llenando el recinto para que ese «Caldo Espírito» nos dé el calorcito que proclama en su italo-galego título.
El concierto abre con “Albatros”, el primer corte del último disco. Y entre sonidos oceánicos y sintetizadores, Xoel y los músicos aparecen vestidos de traje blanco y rigurosa elegancia, con una estética a mitad de camino entre Bowie y un antiguo indiano.
Junto a él Adrián Seijas a la batería, Chapo González al bajo y Guille “Mara” Rubio a la guitarra.
Los 3 primeros temas, parapetado tras el teclado y envuelto de luces espesas, ponen el foco, nunca mejor dicho, en la esencia de las canciones. Melodías dibujadas con harmonías de voces, entre las que sobresale esa sonoridad lánguida tan propia del artista.
El perfume de “Salitre y Humo”, que retrata el famoso Náutico de San Vicente do Mar, en O’Grove, y la intensidad de esa pieza de cancionismo tribal que es “Paxaro do demo”, en la que el Xoel recuperó, junto a Baiuca, la historia de dos niños que, a principios del S. XX vieron por primera vez sobrevolar un avión en la aldea lucense de Pin. La magia y la tradición gallegas encajan en el repertorio de Xoel tan bien como los ritmos de merengue y bachata llegados de ese ir y venir de Galicia a América y de América a Galicia. Diversidad folclórica y mucha autenticidad en las músicas, para acompañar textos más enraizados en las idas y venidas del corazón.
Bella poesía como la de esa “Tierra” que llega temprano al set list y que bien podría ser uno de los temas que más rallado dejaría a Spotify si tuviera surcos de vinilo. Si esta canción acaba, que acabe el mundo para todos.
El Xoel más tropical también baila en el escenario, esta vez abrazado a la guitarra al son de “Esto no es amor” primero, y de “Insomnio” después, en una nueva versión de este tema que hacía mucho que no se escuchaba en directo, y que finaliza al ritmo de unas buenas palmas.
Aunque alguien en el público le pide “Que no”, él contesta que de momento va a ser que no… aunque más tarde será que sí. Y es que ahora viene “Buenos Aires”, una canción que empezó a idear en un taxi en Buenos Aires y que respondía a la pregunta que le solían hacer “¿qué haces vos acá”? Una canción que se fue ampliando a medida que él prolongaba su estancia en la ciudad porteña.
De vuelta al piano nos interpreta esa invitación a abrazar la tristeza, y a dejarla ir cuando toca, que es “Pena, penita”, editada en su momento junto a Meritxell Nedderman.
Sin moverse del teclado aparece “Joana”, en una versión más trepidante y acelerada, que acaba con exhibición de guitarra a golpes de batería.
Luces rojas y sinte para ahora sí, cantar al “Que no” que tanto hizo brillar a su etapa como Deluxe.
El concierto va a buen ritmo, y no es hasta este momento, cantadas ya estas 10 maravillas, que Xoel, paseándose de un lado a otro del escenario y micro en mano, como si de un speaker se tratara, nos toma el pulso para ver cómo estamos, y agradecernos nuestra fidelidad como audiencia. Piropos que son correspondidos con nuestros coros entusiastas en la que, probablemente, sea una de las mejores canciones de despecho jamás escritas. Y que te falte el aire, y que te ahogue el silencio, y llores todos los días. Que la vida te dé, “Todo lo que merezcas”.
De nuevo a la guitarra que le invita a bailar y a interpretar con gestos la lucha contra las adicciones, ya sean relaciones tóxicas o dependencias tan destructivas como la heroína de los 80 en Galicia. Una metáfora en forma de “Faneca brava”, ese pez venenoso que se oculta traicionero en la arena de la playa.
No sé si el Xoel de los últimos años está cansado o no de la comparación con José Luis Guerra, pero la bachata y los ritmos dominicanos se hacen presentes en parte del repertorio y es inevitable tener subidones de bilirrubina en temas como “Tigre de Bengala”. Si en algún momento alguien la pudo lanzar como dardo envenado, esa comparación creo que se ha convertido en un auténtico elogio. Y si el golpe del gigante te derriba, arriba y arriba!!
“A serea” es uno de los temas en galego de la noite, batería y timbales para exorcizar ancestros y meigas. Adrián Seijas a la batería está superlativo! Es un ejercicio de estética verle, al igual que al resto de la banda.
Y llegamos a un momento mágico y único de la noche. Único porque probablemente sea la única vez que pase en la gira, y porque es la primera vez en su vida. Han tenido la suerte de ser reinterpretados en catalán, y así es como un tema de la época de Deluxe allá por 2007 llamado “Rostro de Actriz” resurge como “Rostre d’Actriu” gracias a Joan Masdeu, a quien Xoel da la bienvenida al escenario y le agradece haberla recuperado.
A veces en los conciertos ocurren estos momentos especiales que te harán recordarlo. Valiosos obsequios dentro del regalo que ya es de por si compartir música en directo. Escuchar a Xoel cantar en catalán junto a Joan es uno de ellos.
En pandemia muchos seguimos una de las tantas series de Netflix que nos evadían a ratos de mascarillas y gel hidroalcohólico. Recuerdo que “El desorden que dejas” me gustó, pero lo que más me gustaba era no saltarme la cabecera para poder escuchar “La espina de la flor en tu costado”. En directo los coros de los músicos aún la elevan más. Xoel López siempre ha sabido rodearse de buenas voces, y le estaré eternamente agradecida por descubrirme a la maravillosa Ede, con quien interpretaba “Alma de Oro”, que no está hoy incluida, y que tanta luz aportaba en la gira post-entre pandemia allá por el 2021. Voces que multiplican la intensidad emocional de cada canción.
Tras “Patagonia” y “Fort Da” (otro de los nuevos temas con metáfora, en este caso freudiana, para hablar de ese vaivén en las relaciones), aparece el siguiente buque insignia en el que, como grita, Xoel todo el mundo canta: Podría pasar, perderlo todo volver a empezar, y no estaría mal. “Ningún hombre, ningún lugar” nos está llevando a momentos de euforia que culminan con “Elevar caer” antes de llegar a lo que se queda en una intención de bis.
No estoy segura de lo que hacen los músicos durante los bises: abrazarse, ir al baño, beber un trago, secarse el sudor, respirar… Si sé lo que hace Xoel López, saltárselo y aprovechar para tocar una canción más, no prevista en el repertorio. Piensa que molará alargar un pelín más, aunque ponga en apuros a Ismael Santamaría, que a contrareloj le prepara la guitarra necesaria para arrancar los acordes de “Quemas”.
Este temazo de Deluxe que Xoel rescató para versionarlo en la voz de Ede suena a regalo sorpresa para abrir la parte finalísima del concierto.
Presentación y agradecimiento a los músicos y a cada uno de nosotros y nosotras por llenar una vez más el recinto y pasos hacia el piano para cantarle al “Glaciar”. Tras el golpe mortal en el ring y de nuevo en el centro del escenario ese mensaje esperanzador de “Lodo”, que fue emblema durante la Dana. Y es que del lodo crecen las flores más altas.
Nos iríamos del recinto tarareando cualquier canción de Xoel, pero si es con un merengue, además, nos iremos bailando. “Mágica y eterna” es una auténtica fiesta, metáfora, como le gusta al artista, de la gozada de noche que acabamos de vivir. Por suerte, se despide con un “Hasta pronto”, que, para que no quede duda, enfatiza con otro “Nos vemos pronto”. Así que eso esperamos. Aquí estaremos, Xoel, para volver a acompañarte en esas veladas de influencias transoceánicas, con sabor a mar o a desamor, que suenan a valientes sinfonías y que todos cantamos y hacemos nuestras con el vello erizado y el espíritu reconfortado.
SETLIST
- Albatros
- Salitre y humo
- Paxaro do demo
- Tierra
- Esto no es amor
- Insomnio
- Buenos Aires
- Pena penita
- Joana
- Que no
- Todo lo que merezcas
- Faneca brava
- Tigre de bengala
- A serea
- Rostro de actriz
- La espina de la flor en el costado
- Patagonia
- Fort da
- Ningún nombre, ningún lugar
- Elevarte caer
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- Quemas
- Glaciar
- Lodo
- Mágica y eterna
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