MIGUEL RÍOS | FESTIVAL JARDINS PEDRALBES | Barcelona, 21 junio 18
Tras el último concierto de despedida de Miguel Ríos en el Sant Jordi Club aquel 25 de noviembre de 2010, jamás pensé que podría volver a disfrutar uno de sus magistrales directos. En verdad fue una pseudo-despedida, pues desde entonces ha seguido colaborando esporádicamente en conciertos benéficos, ha escrito un libro de memorias y el año pasado participó en el revival de la gira “El gusto es nuestro 20 años” junto a Serrat, Ana Belén y Víctor Manuel.
Aún así, lo cierto es que no fue hasta la llamada que recibió el año pasado para actuar en el Palacio «Carlos V», dentro de la programación del 66º Festival Internacional de Música y Danza de Granada, dónde le propusieron reversionar todos sus clásicos y fusionarlos con la Orquesta Sinfónica Ciudad de Granada dirigida por el maestro Josep Pons, lo que definitivamente le hizo desdecirse y reconocer que necesitará un escenario mientras viva y que “Los viejos rockeros siempre vuelven”
Aquel concierto fue grabado en directo y dvd, y se convirtió en su último álbum que da nombre a esta gira “Symphonic Ríos”, cuya primera fecha arrancó en Barcelona dentro del 6º Festival Jardins de Pedralbes.
Para esta gira, además de acompañarse de la Orquesta Sinfónica Universal Music, Ríos cuenta con un dream-team de músicos por banda llamados Black Betty Boys, capitaneados por el increíble guitarrista, productor y director musical en estos últimos años en la carrera de Miguel, José Nortes.
La noche prometía, y yo estaba impaciente y nervioso por volver a ver en directo, tras casi ocho años, a mi mayor referente. La persona que más me ha influenciado, y quién me inyectó el veneno para querer dedicarme a la música, cantar y hacer del escenario mi hábitat natural.
El concierto se inició con la entrada de la Orquesta Universal Music y su director el maestro Carlos Checa, que ofrecieron una maravillosa Obertura instrumental por donde repasaron pasajes sinfónicos de canciones clásicas de Miguel.
Aparecen en el escenario los Black Betty Boys y comienza a producirse el milagro consistente en la fusión entre la música clásica y una banda de rock de una manera orgánica y natural, justo cuando empiezan a sonar los primeros compases de “Memorias de la Carretera”, coincidiendo con la entrada al escenario de Ríos, produciéndose así el primero de los innumerables calurosísimos aplausos que el público regalaría durante todo el concierto.
Es alucinante ver a 56 músicos sobre un escenario interpretando el himno del rock patrio por excelencia “Bienvenidos”. Simplemente abrumador, pero más sorpresivo para todos fue ver a Miguel cantar toda la segunda estrofa y el estribillo final en catalán! …als fills del rock´n roll Benvinguts, Benvinguts! para deleite del público que llenaba el recinto.
“Directo al corazón” versión al más puro estilo Dean Martin, “Boabdil el chico” homenaje a sus primeros viajes hacia la capital en fríos trenes allá por 1962 y “En la Frontera” con alegato incluido a la vergüenza que le produce ver como países de Europa deniegan la entrada a personas a punto de morir tras jugarse la vida en el mar, elevaron la temperatura de la, ya de por sí, calurosa noche barcelonesa.
Suena una maravillosa canción que escribió Fernando Arbex hace 50 años, (que cada vez que la escucho me traslada a mis viajes hacia Granada en un SEAT 127 amarillo cuando era un niño) y que a día de hoy sigo considerando una de las canciones más bellas escritas en castellano, “El Río”, con mención especial a la genial entrada de solo de guitarra de José Nortes, potente y elegante, en medio de un clímax orquestal bello y frágil.
Suena otro tema por el que siento predilección, la noctámbula “No estás sola”…ven a radio madrugada si estás sola en la ciudad, esta vez con un maravilloso arreglo orquestal creado por el director de orquesta, Alejandro Terán.
Miguel tenía claro que pese a trabajar con una Orquesta Sinfónica no quería descuidar ni un ápice de su vertiente más rockera y por eso sonaron clásicos míticos de su repertorio más rockero y donde llegó a coquetear con el heavy metal como “Reina de la Noche”, “Un caballo llamado Muerte”, “Antinuclear” o “El Rock de una noche de verano”, todos ellos con la potencia de una banda de rock (José Nortes a la guitarra, Carlos Gazmón a la batería, Javier Saiz al bajo y el maestro Luís Prado al piano) y la majestuosidad de una orquesta sinfónica.
Algo sin duda IMPRESIONANTE de ver y sentir. Algo 100% recomendable. Un proyecto arriesgado que han probado con suerte dispar, artistas internacionales como Metallica, Aerosmith, Scorpions, Kiss o Pink Floyd entre otros, y que por primera vez un artista español se atreve no solo a grabar, sinó a girar por todo el país.
No imagino a nadie a parte de Miguel Ríos capaz de llevar a buen puerto semejante desafío, todo y que ya había coqueteado con proyectos como Big Band Ríos en 1998 o Ana Belén y Miguel Ríos cantan a Kurt Weill en 1999.
“Todo a Pulmón” con una maravillosa interpretación de Luis Prado al piano, y el himno que todos los músicos hemos adoptado como nuestro como fiel reflejo de nuestra vida “El blues del autobús”, dieron paso a “El sueño espacial” con otra soberbia introducción por parte de la orquesta.
Como no puede faltar en cada uno de sus discos en directos, siempre hay un medley de rock & roll. Ya aparece un medley desde su primer “Conciertos de Rock y Amor” de 1970 (un álbum en directo que pese a que yo descubrí siendo un niño en una cinta de cassette de mis padres en el 1989, fue un disco que me cambió la vida, ¡que huevos hacer ese disco en esa época!, ¡que músicos y que frontman!…sin duda el disco que más escuché en mi vida), hasta su último Bye Bye Ríos de 2011 y como no, el que para mí y para muchísimos es un antes y un después en la música de este país, el mítico y eterno “Rock & Ríos” de 1982. Un medley donde sonaron “Rock around the clock” de Bill Halley, “Roll over Beethoven” de Chuck Berry o “What´d I say” de Ray Charles, que pusieron a todo el público en pie, bailando y cantando al son del mejor domador de masas que jamás dio el rock estatal.
Llegan los bises y no podían faltar clásicos como “Los Viejos Rockeros nunca Mueren”, las coreadísimas “Santa Lucía”, “Vuelvo a Granada”. Para terminar por todo lo alto y poner un brillante colofón, como no podía ser de otra forma, la Universal Music Orquesta arrancó los primeros compases de la 9ª Sinfonía de Beethoven en su adaptación para que suenen las primeras notas de la canción más versionada mundialmente en el idioma castellano, el bello y eterno canto de esperanza “Himno a la Alegría”.
Cuando se produce la magia de la música y 56 músicos ponen su alma al servicio de una canción dando lo mejor de sí mismos, interpretando un repertorio plagado de clásicos contemporáneos de nuestro Padrino del rock, pero sobre todo cuando un maestro de 74 años durante más de dos horas, ofrece semejante lección de cómo se debe cantar en un escenario con ese increíble estado de forma vocal y física, no puedes más que guardarte en lo más profundo del corazón toda la emoción vivida en esa oda a la buena música, en una noche inolvidable.
Ya en el backstage no pude resistirme y se lo pregunté: -Miguel, ¿cómo cojones sigues cantando canciones en el mismo tono tras tantísimos años de carrera?- a lo que tras ese abrazo lleno de gratitud y las carcajadas pertinentes, entendí que al igual que los grandes genios como Jagger, Richards, o McCartney….Miguel Ríos es y será por siempre inmortal.
Gracias Miguel. Gracias por abrir paso a machetazos e inventar un camino para que, a día de hoy, bandas como la mía podamos seguir peleando cada canción cada vez que pisamos un escenario. Gracias por enseñar a este país que es el rock en toda su amplitud y con todos sus afluentes. Gracias por ser tan buena gente y cuidar siempre a tus músicos. Gracias por regalarnos sobredosis de emoción, toneladas de sudor en cada gira, canciones de cabecera que me acompañaran hasta el fin de mis días y, sobre todo, gracias por seguir jugándotela.
Texto: Jose Masegosa | @masegosa78
Fotografías: Eva Ortiz | @EvaOrtizSoler